La fiesta de los Mayos cumplió con la tradición de principio a fin
Tras varios años sin hacerlo, los más jóvenes consiguieron plantar el “mayo” para orgullo del pueblo
Con la llegada del mes de mayo, a las doce de la noche (ya miércoles), se celebró la fiesta de los Mayos. Un año más, se cantaron mayos y jotas primeramente en la ermita de la virgen de la Soledad para posteriormente hacerlo a la virgen de la Inmaculada en la ermita de la Concepción.
A la finalización, la imagen de la Inmaculada fue portada a hombros por las mujeres hasta la iglesia, donde permanecerá hasta el último domingo de mayo. Tras ello, la asociación cultural Carravilla repartió en el nuevo salón del Centro Asistencial un chocolate con bizcochos.
Ya entrada la noche, los mozos del pueblo por fin se lanzaron este año a plantar el “mayo”. Con ilusión y esfuerzo consiguieron cortar el chopo que eligieron para la ocasión junto al antiguo matadero, subirle a la plaza y finalmente izarle en su correspondiente hoyo, donde, desde 2012 que se plantó por última vez, no volvía a lucir erguido. A la mañana siguiente fueron varias las ventanas en el pueblo que amanecieron luciendo sus ramas del “mayo” que, como manda la tradición, habían sido colocadas por los pretendientes en casa de las mozas.