De nuevo “a cuestas” con la climatología durante la Semana Santa

Oferentes y voluntarios lograron sacar las distintas imágenes en procesión desde el Jueves Santo

Tras el largo “parón” invernal desde que finalizaron las fiestas patronales allá por el mes de agosto, la Semana Santa volvió a ser el momento elegido por algunos atanzoneros y atanzoneras para disfrutar de varios días seguidos en el pueblo. Unos con la intención de reunirse con amigos y familiares durante unos días de ocio y relax y otros para participar activamente de los distintos actos religiosos que se suceden en esos días.

Aunque al inicio de la semana ya se dejaba sentir una mayor presencia de personas por las calles, no sería hasta el miércoles, y sobre todo el jueves, cuando más se notó la llegada de hijos y descendientes del pueblo que, en las primeras vacaciones del año, desconectan de sus residencias habituales urbanas para disfrutar del ambiente rural en el inicio de la primavera.

El programa de los actos religiosos centró la atención de todo lo que en los cuatro días ocurrió en el pueblo. Como suele ser tradición, el primero de ellos fue la procesión de los Pasos de Jueves Santo desde la ermita de la Soledad. Un acto que históricamente ha sido seña de identidad de la Semana Santa atanzonera en donde con gran devoción y respeto se asistía a la salida de las cuatro imágenes para presenciar la subasta de los brazos de cada una de ellas y que en el trascurso de los últimos años se ha convertido más en un punto de reunión donde gran parte de los que acuden andan más pendientes del agasajo con parientes y conocidos que de la esencia del propio evento. Aunque la mayoría de los brazos no se tenían ofrecidos, gracias a la colaboración de los voluntarios, los pasos de Jesús de Medinacelli, de Jesús con la Cruz a cuestas, del Santo Sepulcro y de la Virgen de la Soledad pudieron salir. El acto estuvo protagonizado por la no celebración (esta vez de las cuatro imágenes) de la subasta de los pasos y por la celeridad del oficiante de llevarlo a cabo. Ante el asombro de muchos, las imágenes salieron de la ermita “a la carrera” sin apenas solemnidad, procesionándose hasta la iglesia entre los murmullos de las conversaciones dicharacheras que se impusieron hasta la llegada al interior del templo a los cánticos que, otrora, sentidamente entonaban todos los que acudían. Por la noche tuvo lugar la Santa Misa, con el lavatorio de los pies y la oración al Santísimo en el Monumento. Tras ello, se celebró la procesión del Jueves Santo.

Semana Santa 2018
Foto: Oscar Escarpa
Semana Santa 2018
Foto: Oscar Escarpa
Semana Santa 2018
Foto: Oscar Escarpa
Semana Santa 2018
Foto: Oscar Escarpa
Semana Santa 2018
Foto: Oscar Escarpa

El Vía Crucis matutino del Viernes Santo, aunque no consiguió congregar a numerosos feligreses, contó con la imagen de Jesús Crucificado portado a hombros por los miembros de la hermandad del Santísimo Cristo de la Consideración. Ya por la noche, tras la misa de la celebración de la Cruz, hizo acto de presencia la lluvia, provocando que la procesión del Silencio se tuviera que suspender, aplazándose al día siguiente, algo que ya ocurrió hace cinco años.

Semana Santa 2018
Foto: Luis Alberto Ramos
Semana Santa 2018
Foto: Luis Alberto Ramos
Semana Santa 2018
Foto: Luis Alberto Ramos
Semana Santa 2018
Foto: Sara Vega
Semana Santa 2018
Foto: Sara Vega
Semana Santa 2018
Foto: Sara Vega

El Sábado Santo, ya sin nubes amenazantes, comenzó por la mañana con la procesión que la noche anterior no se había podido celebrar, regresando las cuatro imágenes desde la iglesia a la ermita de la Soledad y finalizando cantando en su interior la tradicional Salve. Por la noche, las luces de las velas protagonizaron la Vigilia Pascual. A la conclusión, se ofreció un chocolate en el nuevo salón multiusos.

La procesión del Encuentro en la mañana del Domingo de Resurrección congregó a numerosos niños y niñas que llevaron a hombros al niño Jesús al encuentro de la Virgen. Se trata de una de las procesiones más vistosas y la última que cierra los actos de la Semana Santa de la villa. En ella los asistentes contemplaron el momento de la retirada del velo negro por parte del alcalde a la Virgen. Además, todo el mundo pudo coger los ramos del floreado romero de las gavillas preparadas bajo el pórtico de la ermita, portándolos de vuelta a la iglesia.

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