La fiesta de San Marcos se revitalizó con la bueyada entre Atanzón y Caspueñas
Más de trescientas personas participan del novedoso acto organizado por la Asociación Cultural Carravilla.
El penúltimo fin de semana de abril tuvo lugar la fiesta que, como cada año, la Asociación Cultural Carravilla celebra en honor a su patrón San Marcos. Tal y como se comprometió la nueva directiva hacer algo diferente y novedoso para en este año, donde pudieran participar todos los socios de cualquier edad, los distintos actos programados salieron a “pedir de boca”, cumpliéndose con creces las expectativas que tenían los propios organizadores carravilleros.
Bien temprano el sábado, los socios y participantes que se habían inscrito pusieron rumbo desde Atanzón a la vecina localidad de Caspueñas para tomar parte del evento principal de la fiesta: una bueyada entre ambos pueblos por la vega del río Ungría. Allí, en la plaza de la Iglesia, la organización les tenía preparado un desayuno con chocolate y churros para posteriormente dirigirse a la plaza de toros del municipio ribereño, y desde las 10 horas comenzar a disfrutar del espectáculo, viendo a los diez bueyes, pertenecientes a la ganadería de Andrea Ochaíta, salir del coso.
Durante cuatro horas, más de trescientas personas, así como una treintena de caballos, acompañaron a la manada, poniendo rumbo hasta el paraje atanzonero de La Rasera. Para ello, la climatología acompañó favorablemente durante toda la jornada, disfrutando los asistentes de un día más que primaveral. Un recorrido muy entretenido, por cuanto los animales no paraban de salirse del camino, lo que obligaba a los caballistas y participantes a esforzarse para que mantuvieran el orden.
A lo largo del trayecto por la ribera del río Ungría se realizaron dos paradas, lo que la gente aprovechó para realizar fotos a los cabestros y disfrutar de un entorno natural que en esta época del año es de las que más luce.
En el Parque de La Rasera se almorzó y recuperaron fuerzas para emprender la subida a Atanzón. La ascensión se produjo a buen ritmo hasta la llegada al pueblo en la que los cabestros fueron apretados hasta la plaza Mayor, donde entraron al trote. Uno de los bueyes se escapó de la manada dando un pequeño susto, sin consecuencias, a los numerosos vecinos que se encontraban en el parque de San Blas presenciando el traslado.
Después de una larga parada en la plaza Mayor, amenizada con una charanga, la comitiva se dirigió hasta el barrio de las Eras de San Roque, siendo la primera vez que esta zona del pueblo vivía una experiencia de este tipo, llevando la fiesta fuera de los lugares habituales.
Una vez encerrados los bueyes, todos los participantes dieron buena cuenta de una paella en la plaza, repartiéndose casi cuatrocientas raciones.
Por la tarde los protagonistas fueron los más pequeños, participando un gran número de ellos en el encierro infantil, con bueyes amaestrados de la misma ganadería cifontina, donde, incluso no faltó en su inicio el cántico a San Marcos, y posteriormente, con la proyección de una película y una merienda preparado para ellos.
El día finalizó con un concierto en el edificio del Centro Asistencial, ofrecido por los atanzoneros R16 y los caspueñeros Posturas, ambos seguidos por un gran número de vecinos de ambos municipios, hasta ya entrada la noche.
Ya el domingo tuvo lugar la misa en honor al patrón de la asociación Carravilla, San Marcos, en donde, a la salida, en el Centro Cultural y Juvenil, se degustaron los típicos hornazgos y limonada.
El propio colectivo atanzonero, como organizador, ha expresado su satisfacción y agradecimiento por la respuesta que esta primera experiencia ha tenido, en torno principalmente al acto de la bueyada, rememorando la tradición de la trashumancia y el pastoreo, así como también lo han hecho los máximos representantes de ambos consistorios, los cuales han reivindicado la necesidad de celebrar este tipo de eventos en los que, poblaciones como éstas (como la mayoría que hay en la provincia), afectadas sobre manera por la despoblación, se hermanan durante un día para compartir una jornada festiva.